"Cuando se tiene un hijo, se tienen todos los hijos de la tierra, al hijo de la casa y al de la calle entera, se tiene al que cabalga en el cuadril de la mendiga y al del coche que empuja la institutriz inglesa, y al niño gringo que carga la criolla, y al niño blanco que carga la negra, y al niño indio que carga la india. Cuando se tiene un hijo, se tienen tantos niños que la calle se llena y la plaza y el puente y el mercado y la iglesia, y es nuestro cualquier niño cuando cruza la calle y el coche lo atropella ..." Andrés Eloy Blanco. Poeta Venezolano.
Hoy llegamos a la
universidad y había un ambiente inusual. Como siempre, había grupos de alumnos
en la cafetería, pero no haciendo la algarabía habitual, ellos tenían los
rostros ceñudos y conversaban en voz baja, produciendo una especie de suave murmullo.
Continuamos caminando hacia El Samán, emblemática y amplia plaza con un frondoso
samán en el centro, que es el sitio de las grandes celebraciones de la Universidad Metropolitana, como graduaciones, aniversarios, etc. Allí había más gente de la
acostumbrada, de hecho, más personas de las que recordaba haber visto en los grandes
actos del pasado. Pero el estado anímico de los asistentes hacía juego con su vestimenta, ambos eran oscuros, como la sombra del samán bajo el inclemente sol.
En el escenario destinado usualmente a los conjuntos musicales, había un altar, enmarcado por ambos lados por dos astas de bandera, la bandera venezolana izada hasta el tope, y la de la Universidad Metropolitana a media asta. En su parte inferior había una pancarta blanca que tenía escrito en grandes letras negras JUAN PERNALETE.
Estábamos llegando al homenaje póstumo que la comunidad educativa de la Universidad Metropolitana había
preparado apresuradamente para rendir homenaje a su alumno Juan Pablo Pernalete,
que había sido premeditada y alevosamente asesinado el día anterior de un
disparo a quemarropa en el pecho, que un efectivo de la guardia nacional le
propinó con su escopeta lanzagranadas de bombas lacrimógenas. Juan fue asesinado
mientras manifestaba contra el régimen dictatorial, como lo hacían cientos de
miles de personas en todo el país. Esas manifestaciones han sido reprimidas a sangre y fuego por el régimen.
El manifestaba su derecho a tener un mejor
futuro. Pero esta vez Juan Pablo perdió su vida y Venezuela perdió uno de sus mejores hombres. @JuanPabloSmile tuiteó esto en una oportunidad.
“Unas veces se gana, otras se pierden, pero esta vez, no estoy dispuesto a perder. TE AMO VENEZUELA". @JuanPabloSmile
Juan tenía 20 años y
era un destacado y muy querido miembro de la comunidad educativa. Estudiaba Contaduría
Pública, y estaba becado por la Universidad Metropolitana por su “Excelencia deportiva”. Era un brillante estudiante y deportista, así como un
extraordinario ser humano, amigo, novio, hijo, y ciudadano Venezolano. Entre los más dolidos estaban sus compañeros del equipo de básquetbol.
Mi hijo menor tiene 20
años, como Juan Pablo, y también es estudiante universitario. Así como Juan
Pablo, el representa el presente y el futuro, no solo mío y de mi esposa, sino
del país. Cuando me enteré de la muerte de Juan Pablo, fui a consolarlo y
lloré. Lloré porque en ése momento me di cuenta que Juan Pablo podría haber
sido mi hijo. Mejor dicho, era mi hijo, como en el poema de Andrés Eloy.
Así como yo, la multitud de gente presente en El
Samán, rendía homenaje póstumo al hijo de todos, al amigo de todos, al hermano
de todos. No había nadie allí que no estuviese profundamente impactado por su
temprana y dolorosa partida.
Su partida tan temprana,
trágica, sin sentido, nos deja un vacío, un hueco, un cráter en el corazón de todos. Deja una universidad sin uno de uno sus mejores alumnos, al equipo de basquetbol
sin su Número 6, a su novia viuda antes de tiempo, a sus amigos sin su “Bro”,
y a sus padres huérfanos de su único hijo. Su partida les deja a ellos y a su país un profundo vacío en el corazón, arrebatandoles lo mejor que él podía ofrecer ahora y en el futuro. Porque es con jóvenes como Juan Pablo, que se construye el futuro de un
país.
Juan Pablo, los ciudadanos presentes en el acto expresamos nuestro pesar y dolor ofrendando a tu alma flores blancas como la luz en la que ahora te encuentras y cantando "Venezuela", tu tierra amada.
Dios te bendiga por siempre