sábado, 8 de abril de 2017

La Marianne Venezolana


Si hay una imagen que resuma pasado, presente y futuro en un instante, es esta. Desconozco quien es el fotógrafo, así como quién es la joven protagonista de esta épica imagen. Si Delacroix la viera, la pintaría como a "La Libertad defendiendo al Pueblo".

He sido aficionado a la fotografía durante toda mi vida, y hay algo que siempre busco, pero que muy rara vez encuentro, es ése momento justo cuando el fotógrafo queda ciego por un instante, mientras la imagen queda impresa en el film. Es el momento kairós, como llamaban los antiguos griegos. Ni un segundo antes, ni uno después. Que gran fotografía.

Ella, la joven, es todo un símbolo sin proponérselo. Su ropa es casual, como la que vestiría normalmente en la universidad donde estudia. Lleva incluso el morral a cuestas, solo que hoy en lugar de libros, carga agua, vinagre, y algo de comida, ya que iba preparada para una larga y ardua jornada respirando gas pimienta. Si tomamos su silueta y la colocamos en otro contexto, el del béisbol por ejemplo, fácilmente la confundiríamos con la silueta de  "Manos de Seda" Vizquel, realizando uno de sus miles de jugadas en el shortstop de los Indios de Cleveland. Incluso ella tiene una mano enguantada, la zurda por demás, la de lanzar. En esta oportunidad no es una pelota de béisbol, es una granada del ilegal gas pimienta, lanzada hacia los manifestantes por los robocops del régimen. La bandera con que se cubre la nariz es simbólica de la protección que le da el estado Venezolano, ninguna. De su cuello cuelga un rosario, cuyo crucifijo le sirve de escudo. Adorna sus orejas con zarcillos perlados. En su mano no enguantada porta pulseras y sus uñas están pintadas de un rojo vivo. Ella porta su feminidad con orgullo y valentía.

Cuando uno ve su cuerpo, puede imaginarse perfectamente, cuadro a cuadro, su carrera hacia la granada humeante, su mirada fija en ella mientras rebota del suelo y la toma con su mano enguantada. Sin detener su carrera y conteniendo su respiración, su mirada se aparta del objeto que tiene en la mano, y se dirige a la línea de esbirros perfectamente protegidos con máscaras antigás, escudos y trajes de robots, buscando un resquicio, una rendija por donde su proyectil penetre y cause algún daño. Ese nivel de concentración no se logra espontáneamente, requiere de una intención, de un propósito, requiere de un sueño truncado. Un momento... esa joven debe tener un nombre, como no lo sé, la voy a llamar "Venezuela". También podemos imaginar, cuadro a cuadro, cómo ya ella ha identificado su objetivo y lanza la granada con todas sus fuerzas. Después de hacerlo, tiene que tomar aire, y lo hace respirando la nube de gases en que está envuelta. Venezuela cae y sus compañeros corren presurosos a ayudarla, otro tomará su lugar. A lo mejor la granada no llegará al blanco al que estaba destinado, eso no importa. Lo que importa es que ella lo intentó.

Venezuela no debería estar allí, debería estar en el aula de clases preparándose para el próximo examen. O trabajando duro para tener una buena evaluación en la empresa donde trabaja. Pero eso ya no es posible, Esa realidad, que es cotidiana de cualquier otro país del mundo, le ha sido arrebatada brutal y despiadadamente por la inmensa incompetencia y corrupción de un régimen que en nombre de una ideología muerta en todos lados y tiempos, excepto en sus cerebros, convirtió al país más rico de América Latina, en el más violento y miserable del mundo. Ella está allí arriesgando su vida porque la universidad cerró por falta de presupuesto, sus profesores emigraron en busca... de una mejor remuneración? No, de una remuneración. Un profesor universitario no puede sobrevivir con 100$ al mes. O mejor dicho, nadie puede sobrevivir con eso. O la empresa donde ella trabajaba cerró sus puertas porque ya una empresa "oligarca" tiene prohibido funcionar en un país que supuestamente era la vitrina de exhibición del "Socialismo del Siglo XXI". Así como ella, miles de jóvenes impulsados por sus sueños truncados están allí también, acompañados por el desempleado que tiene que vivir de las migajas que sobran del festín de corrupción de los poderosos del régimen. La acompañan también los enfermos de diabetes, o de cáncer, o de esclerosis múltiple, y el resto de los enfermos de cuanta enfermedad haya en el Vademécum, que no consiguen medicinas desde hace más de tres años y mueren por la indolencia de un régimen que rechaza la ayuda humanitaria para no "empañar" su imagen. La acompañan también los médicos y enfermeras de los hospitales, que a pesar de ganar una miseria, siguen atendiendo a los pacientes, sin tener siquiera insumos básicos, como sutura, alcohol, vendas, etc. En fin, todo el mundo en este país tiene una razón para acompañar a Venezuela en el lanzamiento de esa granada. Ella estaba consciente de eso cuando la lanzó, a eso obedecía su nivel de concentración, no podía fallarle a tanta gente.

Ella, sus compañeros y miles de otras personas salieron el 6 de abril a marchar por el derecho a expresarse mediante el voto, que el gobierno dictatorial de su país secuestró, quizás para el reto de su vida. Lo que significa el voto no es igual para ella que para los embajadores de los países Americanos reunidos en Washington discutiendo si el gobierno de Maduro es dictatorial o no, si el voto de los Venezolanos ha sido pospuesto "legalmente" o no, si en Venezuela hay una crisis humanitaria o no. En fin, para ellos eso es una mera entelequia. En cambio, para Venezuela el voto es un boleto de salida. Un boleto de salida? Si! un boleto de salida de la crisis social, económica, y humanitaria más despiadada que ha pasado este país desde la Guerra Federal de 1.859. Curiosamente, esta crisis ha sido causada en pleno siglo XXI por los reivindicadores de los "logros" de aquella espantosa guerra.

La jornada de ese día terminó con un número indeterminado de jóvenes detenidos, que sufriran torturas en la sede del tenebroso SEBIN, mientras el Defensor del Pueblo voltea su maquillada faz hacia otro lado. Hubo un número tampoco determinado de heridos, y un muerto, un joven de 19 años, casi un niño como Venezuela, su nombre es Jairo Ortiz. Lo mató un policía del régimen de un disparo en el pecho. Como siempre sucede en las dictaduras, los jóvenes son las víctimas propicias, la libertad de soñar es la primera que se suprime. En casos extremos, como el de Jairo, es la vida la que se pierde.

Cuántos Jairos más costará devolver este país a su realidad cotidiana? No me refiero a una realidad ideal, como la de Suiza. Sino la de cualquier país, que al tenerla no sabe que la tiene, sencillamente porque es cotidiana. Esa realidad de poder ir a la escuela, trabajar en una empresa, tomarse un café o unos tragos con los amigos sin perder la vida. Me refiero a esa realidad. La que teníamos nosotros y nos quejábamos de ella, dando lugar a la entrada de este sistema siniestro de gobierno. Ahora que la perdimos la extrañamos. Cuánto la extrañamos! Sin embargo, Cuántos Jairos más nos costará volver a ella?

No lo sé, para Venezuela la lucha continúa, y mientras haya jóvenes como la Marianne Venezolana, habrá esperanza, y como en la caja abierta de Pandora, la esperanza será la última en perderse. Lamentablemente, gracias a la terquedad de los gobernantes, el costo será alto,muy alto.

Dios nos bendiga a todos

Helio Borges

Pd: Superé el writer´s block! Vengo escribiendo con cierta regularidad sobre temas de Psicología Positiva, Cambio Personal, Social y Organizacional. Productividad, Espiritualidad, Ciclos históricos de la Humanidad, además de otros temas que me fascinan y que no viene al caso mencionar. Tengo como política no escribir de política. Sin embargo, hace más de un mes que experimento por primera vez bloqueo de escritor. Tengo en lista una gran cantidad de temas sobre los que quiero escribir, pero en lo que me sentaba a hacerlo, no fluía como siempre lo hago, las palabras sencillamente no salían. Algo no estaba bien. Día a día la frustración crecía. Durante uno de esos intentos fallidos, mi hijo Miguel se acerca y me pregunta que me estaba pasando. Al explicarle, me contesta con una pregunta, "Porqué no escribes sobre lo que ocupa tu mente?" No tuve que pensar mucho sobre lo que ocupaba mi mente. Vivo en medio de uno de los puntos focales de crisis de la humanidad. 18 años de crisis continua, son un reto de supervivencia, El pasado 7 de abril, viendo las reseñas de la protesta del día anterior, esta foto me llamó la atención de tal manera que las palabras empezaron a brotar de mi mente como un río crecido. Ése era el tapón que represaba mi creatividad.



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