sábado, 14 de octubre de 2017

YO ME ALIMENTO DE LA ABSTENCIÓN






"Aquí hay un solo enemigo, uno solo. La lucha continúa pero en otro frente. En el frente electoral, que el régimen ha abierto con el objetivo de lavar su horrenda cara de la sangre derramada por los ciudadanos de este país, para mostrarla bien maquillada ante la opinión pública internacional. Pregunto: Vamos a dejar que lo haga?"

"Un joven, sintiéndose perdido y solo, suplicó a los espíritus de sus antepasados ​​que le enseñaran cómo vivir su vida. "¿Qué hago con mis días? ¿Cuál es mi propósito? ¿Cómo puedo volver a conectar con ustedes, mis padres y madres? ", Preguntaba todas las noches, durante muchos meses, arrodillado junto al río donde habían vivido y muerto sus antepasados, el lugar sagrado de muchos recuerdos e historias. Uno de esos antepasados, convocado por las interminables lágrimas del joven, le respondió con el viento: "Ven conmigo", dijeron las misteriosas palabras, pasando por sus oídos con una suave brisa. Momentos después, el joven se encontró junto a una enorme roca en el desierto. Volvió a escucharse la voz: "Empuja esa roca con todas tus fuerzas". Eso fue todo lo que la voz que dijo, desapareciendo incluso antes de que hubiera terminado de aparecer. El joven se consideró muy capaz de la tarea, ¿por qué le pedirían que moviera esta roca si sus espíritus guías no creían que podría hacerlo? Así que comenzó a hacerlo.

Pasaron muchos días. Las sombras deambulaban por las superficies resecas de su lucha mientras el sol salía y volvía a bostezar en la cama. Siniestros ojos que se asomaban por la hendidura, brillaban durante las duras y frías noches, observando al chico joven esforzarse en empujar la roca sin mostrar ningún progreso. Incluso ellos no podían lucir siniestros durante tanto tiempo. Con el tiempo, el sol, la sombra, la luna, el sudor y los fantasmas al acecho lo dejaron solo. El joven cayó al suelo, vencido. No tenía nada más que dar. Tenía sed, pero su dolor era abrumador. Él gritó a los cielos: "¿Por qué?" Esa brisa huérfana pasó volando de nuevo, pronunciando palabras de aprobación al esfuerzo del joven. El, confundido, preguntó cómo su fracaso podría verse recompensado: era evidente para todos los que se hubiesen preocupado por ver, que no había movido la roca ni un poquito.

La voz volvió a escucharse: "Te pedimos que empujaras la roca. No que la movieras. Mover cosas no es tu trabajo "."

En mi vida personal puedo identificar situaciones en las que me puedo sentir en el lugar de ese joven. Esa historia, que me llega vía Bayo Akomolafe, un amigo Africano, complementada con la caricatura de Zapata, ya premonitoria de nuestra inmadurez democrática en 1.989, me hacen resonancia especialmente desde el punto de vista de lo que pasa en Venezuela en este momento. 

Como ciudadano me siento como ese joven, frustrado y con rabia por no haber podido remover de mi camino la roca de la dictadura que nos oprime. Los ciudadanos de este país llamado Venezuela hemos marchado, luchado en las calles, protestado y expresado nuestro desacuerdo con el sistema que nos mantiene sufriendo una de las crisis humanitarias más graves que ha visto la historia humana, y lo único que podemos mostrar son cambios en la percepción internacional del régimen, que ahora se conoce como lo que es: Un gobierno de criminales. Eso se ha logrado a un costo increíble de seres humanos muertos, heridos, presos, torturados, y exiliados.

Ahora se nos presentan unas elecciones de gobernadores donde por una parte, el gobierno tiene toda la ventaja militar, logística, y del abuso de poder del órgano que maneja los escrutinios. Por otra, muchos de los ciudadanos que han participado en esta lucha ventilan su frustración absteniéndose de votar, porque culpan a la dirigencia opositora de nuestro fracaso en remover al régimen dictatorial y sustituirlo por un sistema democrático.

Confieso que yo también los culpo. Alguien tiene que ser responsable de este fracaso, o no? Sin embargo, haciendo un ejercicio de ponerme en los zapatos de esa dirigencia, me doy cuenta de que yo, con todo lo que he estudiado, con todo lo que sé y a pesar de que me considero un ciudadano íntegro y capaz, quizás no habría podido hacer un trabajo mejor del que ellos han hecho, ya que estábamos luchando en el terreno donde el enemigo tiene y ha usado su poder militar para aniquilar civiles a diestra y siniestra.

Aquí hay un solo enemigo, uno solo. La lucha continúa pero en otro frente. En el frente electoral, que el régimen ha abierto con el objetivo de lavar su horrenda cara de la sangre derramada por los ciudadanos de este país, para mostrarla bien maquillada ante la opinión pública internacional. Pregunto: Vamos a dejar que lo haga?

El ciudadano común y corriente, como usted y yo, hemos sido dotados de un arma más poderosa que cualquier arma de fuego, y no tendremos que exponer nuestra vida para usarla. Además debemos recordar que es la única arma que ha causado verdadero daño al régimen.

Esa arma es el voto y yo pienso usarla este domingo. Eso lo haré a pesar de toda la rabia y frustración que siento. O mejor dicho, usaré toda mi rabia y frustración contra el verdadero enemigo. Si me abstuviera de usarla, no sólo estaría ayudando indirectamente al régimen que me oprime, sino que esa rabia y frustración se convertirían en un resentimiento con el que tendría que cargar el resto de mi vida.

Este domingo votaré, no por un candidato específico de la oposición. Votaré CONTRA el candidato del régimen, es tan sencillo como eso, además lo haré por mi país, por mi familia y por mi mismo. Eso es todo lo que se me ha pedido, seguir empujando la roca del régimen al abismo sin fondo donde pertenece. Moverla no es mi trabajo. 



Helio Borges

Instagram: @heboga
Twitter: @hborgesg

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